Isla Mauricio - Octubre 2023 -


Una breve escapada de placer a este pequeño y remoto país vecino de la Isla de Reunión. Antes de venir sabíamos que la lista de actividades iba a ser un poco reducida así que, sin dudarlo, nos lanzamos directos al principal atractivo de este país: sus paradisíacas playas.

...y sus aguas claras de color turquesa donde, sin ser el mejor arrecife de coral que hayamos podido ver hasta la fecha, hay multitud de especies de coloridos peces tropicales...

...y una de nuestras viejas amigas que tantas ganas teníamos de volver a ver y que nos alegra el día:


¿Poca variedad de actividades, dices? ¡Y qué más da, si podríamos pasarnos así, a remojo, todo el día!

Como en la Reunión, hay una gran diversidad de aves, insectos y otra serie de pequeños animales, alguno de los cuales, atrevido, no duda en acercarse a reclamar comida de los turistas, como este bulbul orfeo:

Un tejedor retocando su nido.

Mirad el tamaño de estos murciélagos frugívoros (ya los vimos en las islas Seychelles). ¡¡¡Son enormes!!!

Al igual que la Reunión, la sociedad de Isla Mauricio es un crisol de culturas llegadas de diversos lugares. Casi la mitad de la población practica el hinduismo y podemos encontrarnos sus templos en la mayor parte de las localidades.

¡A las ricas frutas tropicales! Hmmm... ¡ale, ya tenemos provisiones para prepararnos unos buenos desayunos!

Impresionantes vistas de la bahía con sus barrera de coral y sus aguas de color turquesa.

¿Listas para volver a la playa, chicas?

Vamos acabando este viaje pero antes de irnos no podemos dejar de probar la cocina local, sobre todo los platos preparados con pescadito recién salido del mar.

Ñam, ñam...

Es hora de ir diciendo adiós mientras disfrutamos de un riquísimo zumo tropical preparado con exquisitas frutas del país.


Hasta pronto...


Nepal - Noviembre 2022 -


¡Qué pereza nos ha dado esta vez echarnos la mochila a la espalda pensando en el frío que nos esperaba!... ¡y qué rápido se nos ha pasado la pereza, en cuanto hemos puesto los pies en el suelo y hemos empezado a disfrutar de todo lo que este país tiene para ofrecer!

A cada momento, a la vuelta de cada esquina, los sentidos son cautivados por exóticos olores, sonidos o situaciones y personajes extravagantes. Nos decimos que Nepal es un poco como la India aunque al final del viaje estamos de acuerdo en que es menos intenso. Los patrones se repiten. El día a día es similar a lo que vimos (hace ya unos años) en el país vecino: el caos circulatorio, los templos en cada recodo, el olor del incienso que impregna el aire, las vestimentas de la gente, especialmente los coloridos saris de las mujeres y, por qué no decirlo, la suciedad y la basura en las calles. Como la India pero "descafeinado".

Llegando a Nepal desde la India, donde hemos hecho una breve parada por razones logísticas, podemos ver una parte de la impresionante cadena del Himalaya por donde tendremos el gusto de darnos un "garbeo" dentro de unos días.
Llegamos a Katmandú. Para ir entrando en tema, recorrer los 6 km. que separan el aeropuerto del hotel nos ha llevado una hora, debido al caos de tráfico que hay en las calles. Dejamos las maletas en el alojamiento y salimos corriendo hacia Swayambhunath, la más antigua stupa de la ciudad, en lo alto de una colina, desde la que hay una interesante vista despejada de la ciudad.
El conjunto es conocido como el "templo de los Monos", por razones más que evidentes. Hay cientos de monos, macacos, que se pasean tranquilamente entre los peregrinos y los turistas. Monos que no dudan ni un momento en lanzarse y arrebatar la comida de las manos de los confiados visitantes, como este mono de aquí debajo que, intuimos, ha debido dejar a un pobre niño más que disgustado.
En cuanto podemos nos echamos a la calle para tomarle el pulso a esta caótica ciudad donde cruzar una calle es toda una aventura en la que una se juega la vida. El truco consiste en entrar en la calzada sin dudar, preferentemente agrupado junto con otros peatones, y desplazarse en una línea y ritmo constantes, sin movimientos bruscos y dejar que las motos y los coches nos esquiven.


La ciudad se pone en marcha y la gente empieza a trajinar antes de que salga el sol. Es verdad que por la tarde se hace de noche prontito pero, por las mañanas, a partir de las cinco la ciudad empieza ya a rebullir. A esa hora ya están en marcha los cientos de tiendas de ropa, telas, cacharros de cocina, puestos de comida, ferreterías...

Nepal es un país muy pobre y mucha gente malvive vendiendo lo que puede, cosas de poco valor, como el vendedor de manzanas debajo de estas líneas (encontraremos este tipo de puesto ambulante, vendiendo fruta en bicicleta, en las calles de todas las ciudades). Es común ver a la gente transportando todo tipo de mercancías en motos, en bicicleta o en cestas y cajas sobre la cabeza.
El dueño de este rickshaw se toma las cosas con calma en espera de algún cliente.
No recuerdo si este señor nos llamó o no para que diésemos una vuelta con él pero es habitual que los propietarios de todo tipo de negocios atraigan nuestra atención e insistan para que comamos en su local, compremos alguno de los productos que venden o viajemos en su vehículo (taxistas, rickshaws, etc). Es normal que intenten obtener algo de los "ricos" turistas que paseamos por las calles y pueden ser bastante insistentes hasta conseguirlo pero es verdad que los nepalíes nos han parecido muy respetuosos y en cuanto una les hace ver de manera clara que no está interesada en sus servicios generalmente dejan de insistir. A veces basta con una sonrisa :)

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Hacemos una salida para visitar unos cuantos templos en los alrededores de Katmandú.

La religión mayoritaria en Nepal es el hinduismo, más del 70% de la población, aunque la comunidad budista es bastante importante -de hecho Buda nació en Nepal como hindú- de manera que las diferencias entre hinduistas y budistas son mínimas debido a la mezcla cultural e histórica de ambas creencias. En Nepal, estas dos religiones a veces comparten templos y adoran a deidades comunes. Muchas veces no queda del todo claro si estamos visitando un templo hinduista o budista.

Encontramos templos enormes,
divinidades que ya conocemos, como Ganesh,
estatuas colosales,
muchos fieles y peregrinos con vestimentas típicas recitando y cantando en cada templo,
budas majestuosos
y las conocidas banderas de oración que se encuentran por doquier.
Los budistan creen que determinadas emociones (orgullo, codicia, lujuria, ignorancia,...) desequilibran y hacen sufrir a las personas. El mantra libera de estas emociones y las oraciones se transforman en bendiciones y son arrastradas y esparcidas por el viento a través de estas banderas.

Allí donde fueres, haz lo que vieres: una vuelta al templo, siempre en sentido horario, haciendo girar los rollos de oración. "¡Om Mani Padme Hum!"
Debajo de estas líneas un sadhu. Los sadhus son monjes que siguen el camino de la penitencia y la austeridad para obtener la iluminación y la felicidad. Detrás, el cartel de una de las cervezas más populares de Nepal, que también es cosa que ha de ser respetada :)
De regreso al centro de Katmandú, nos damos un paseo por Durbar Square, situada frente al antiguo palacio real. Junto con las de Patan y Bakthapur, es una de las tres plazas Durbar del valle de Katmandú, clasificadas como Patrimonio de la Humanidad.
La arquitectura es espectacular y muestra las habilidades de los artesanos Newar (pueblo del valle de Katmandú que representa en torno al 5% de la población total de Nepal) a lo largo de varios siglos.

Durante los terremotos de 2015 varias de las construcciones de la plaza colapsaron. Aún se pueden encontrar numerosos edificios apuntalados por todo el país, sobre todo templos y edificios públicos que fueron afectados en mayor o menor medida por los seísmos. Para acceder a las plazas Durbar del valle de Katmandú los turistas deben pagar una entrada cuyo importe es destinado a la reconstrucción de los edificions afectados por los terremotos. Somos testigos de las numerosas obras de reconstrucción que hay por todos los lados por lo que damos por bien empleado el importe de las entradas, que resulta bastante caro respecto al nivel de vida del país.

Aquí debajo, en detalle, una viga de uno de los templos tallada con motivos eróticos. Las escenas de sexo se repiten en las tallas de los templos de todas las ciudades: sexo entre personas de diferente sexo, entre personas del mismo sexo, personas con animales e, incluso, animales con otros animales. Sexo, sexo y más sexo... ¡qué pícaros estos nepalíes!
Tras esta primera excursión urbana decidimos que ya es hora de ir a respirar un poco de aire fresco. Por cierto, hablando de "frescura", al inicio de esta entrada comentábamos que, antes del viaje, temíamos el frío que nos esperaba en Nepal y, para sorpresa nuestra, nos hemos encontrado con temperaturas más que agradables para la época del año: fuera de las zonas de montaña, hemos pasado la mayor parte del tiempo en manga corta. En la montaña, durante la jornada de trekking, al sol, hemos estado en manga corta, incluso por encima de los 3000 m. de altitud. Otra cosa ha sido la montaña por las mañanas o al caer el sol... Ahí sí que hemos pasado algo de frío, pero nada que no hayamos podido soportar teniendo en cuenta de dónde venimos :)

Tomamos un autobús que nos acerque a las zonas de montaña. El de la foto siguiente es un claro ejemplo del estado de los vehículos de este país. Viajar en estas condiciones es un riesgo evidente pero no queda más remedio...
...además de que viajar así, mezclado con la población local, tiene mucho encanto. Cero confort para el cuerpo, experiencia cien por cien recomendable para el espíritu :)
El estado de las carreteras, si es que se las puede llamar así, se da la mano con el de los vehículos. Son pistas de tierra, más que carreteras, llenas de baches y socavones donde las obras y los atascos se suceden haciendo los viajes eternos. Por ejemplo, un viaje de 200 km. en autobús por una de las principales carreteras del país puede llevar entre 8 y 9 horas.
El recorrido es una sucesión de poblados, ciudades, gente en actividades de lo más diverso, valles, terrazas de cultivos. Vemos los primeros puentes colgantes, pasarelas para cruzar los ríos y barrancos. Los coches y camiones se adelantan en condiciones más bien peligrosas aunque las velocidades son ridículas minimizando el riesgo de accidente; los copilotos de los autobuses silban y agitan las manos para señalar las maniobras a modo de intermitente... y todo envuelto en una intensa nube de polvo porque parece que hace semanas que no llueve y el polvo de la carretera se encuentra por todos los lados. Las pobres plantas al borde de la carretera lo deben pasar mal para conseguir hacer la fotosíntesis :)

Las paradas en áreas de servicio, de duración "indeterminada", son frecuentes e inevitables y nosotros aprovechamos para disfrutar de todo lo que vemos pasar, como estos preciosos camiones que tanto nos recuerdan a los "blow horn" de la India.
Unos monjes budistas que viajaban en nuestro autobús.

Llegados a nuestro destino salimos corriendo a buscar un restaurante porque estamos muertos de hambre. La comida de Nepal pica (¡pica!) pero está de muerte. Nos encanta. Pena que en este tipo de países, debido a la falta de higiene, para evitar enfermar por comida en mal estado la variedad de platos se limita a cosas bien cocinadas y especiadas y tenemos que prescindir de algunos platos más frescos, ensaladas y similares. Esta comida nos encanta pero, tras el viaje, cuando volvemos a casa sentimos verdadera necesidad de comer frutas, verduras y pescado, que aquí es escaso y de dudosa frescura. Afortunadamente durante el viaje no hemos tenido ningún problema gástrico más allá de los provocados por el exceso de picante. ¡Ñam, ñam!
Hablando de comida, el plato oficial de Nepal es el Dal Bhat, literalmente "arroz y lentejas". Básicamente se compone de arroz blanco ("bhat") y un bol de sopa de lentejas ("dal") generalmente acompañado de un curry de verduras ("tarkari") y de una mezcla de verduras especiadas ("achards"). Se sirve en una bandeja y cuencos de metal (bronce o acero). La tradición manda que se coma con la mano derecha, sin cubiertos, y se puede repetir tantas veces como se desee.
Aunque el Dal bhat es considerado el plato oficial del país, el plato más popular de la cocina nepalesa son los Momos. De origen tibetano el momo es un ravioli cocinado generalmente al vapor, aunque también se hace cocido o frito, relleno de carne de búfalo, de queso o verduras y acompañado habitualmente de una salsa picante. Se puede encontrar en todos los restaurantes y puestos callejeros de comida.

¡Están buenísimos! ...y además son fotogénicos :)

Esta escapada fuera de las zonas urbanas nos lleva en primer lugar al parque nacional de Chitwan. En las calles de la ciudad más próxima, Sauraha, podemos ver elefantes "circulando" por las calles, entre el tráfico y los puestos callejeros, con toda la naturalidad del mundo. Sabemos que estos elefantes son utilizados para llevar de excursión a los turistas y las condiciones en las que se encuentran, el trato que les dan los propietarios, son penosos; en las inmediaciones del pueblo hemos visto elefantes atados, con cadenas en las patas, sin poder moverse en todo el día. Si sirve de algo, pediríamos a la gente que visite este tipo de sitios que se abstenga de contratar este tipo de "servicios" y así formentar un trato un poco más adecuado a estos pobres animales que bastante tienen con haber sidos privados de libertad.
Recomendamos los tours a pie con guías locales que, además de ser más saludables, pueden permitir avistamientos como el de aquí debajo ;) ¡Ojo que esto es peligroso!

Parece que hay tigres en el parque y nos hemos quedado con ganas de ver alguno aunque no nos queda muy claro qué es lo que tendríamos que hacer en caso de que se presente alguno por sorpresa, o algún otro de los bichos grandes del parque. Además de este rinoceronte hemos visto algún cocodrilo, un búfalo bien grande, multitud de pájaros... y sanguijuelas. A estas últimas las hemos visto y las hemos sentido porque nos hemos tenido que quitar unas cuantas de encima. ¡Puaj!
Particularmente en las zonas rurales podemos ver cantidad de locales transportando todo tipo de mercancías en grandes cestos trenzados o directamente sobre la espalda, con una cinta en la cabeza para soportar parte del peso. Leña, comida, bombonas de gas, hojarasca para quemar... todo se puede llevar sobre el lomo.
Tras lo visto no nos sorprende nada ver que las cosechas se realizan a mano, como hace un siglo en nuestro país.
Teniendo en cuenta la orografía del país, el cultivo en terrazas está bastante extendido.
Seguimos ruta y llegamos a Pokhara, ciudad súper turística, donde las tiendas de material de montaña florecen como champiñones, y desde donde ya tenemos una vista un poco más precisa de las montañas a las que nos vamos a acercar "tímidamente", en la región de los Annapurnas.
No tenemos muy claro cuántos días vamos a estar en la montaña, iremos viendo según las ganas y cómo nos vayamos encontrando de fuerzas.

De momento echamos a andar por un terreno que nos resulta familiar. Luego ya iremos viendo.
Atravesamos puentes,
collados
y aldeas, mientras nos vamos adentrando en la montaña y ganando altitud.

Unos simpaticotes amigos. Seguramente son ellos los que han subido hasta aquí nuestras próximas cenas y desayunos así que ¡muchas gracias!
Al alba hace más bien frío, como ya hemos comentado, pero con estas vistas no podemos permitirnos remolonear.
Ya tendremos tiempo de tomar el desayuno más tarde. Las vistas son magníficas, como podéis ver.
Seguimos para arriba.

Al final del día el confort es más bien escaso, con unas habitaciones bien espartanas...
...por no hablar de las duchas, que en algunas ocasiones se limitan a un cubo de agua tibia calentada en los fogones de la cocina por el dueño del alojamiento.
Estos alojamientos a veces consisten en simples cabañas mal construidas, de chapa y madera, donde la temperatura baja por las noches hasta límites glaciales; salir del saco por la mañana es cualquier cosa menos placentero.

Al final del día resulta bien agradable reunirse en torno a la estufa de leña para calentar los maltrechos pies tras una larga etapa.
Hasta aquí hemos llegado, ya no subiremos más, pero no nos digáis que no ha merecido la pena el esfuerzo para poder disfrutar de una vista panorámica inigualable de estas "pequeñajas" de más de 7000 m.
Chicas, ¡habéis elegido un súper decorado para vuestra foto, con el Annapurna y el Himchuli de fondo!
Aunque estamos a más altitud que en los Pirineos, parece que estamos en una colina minúscula al lado de estos mastodontes de más de 7000 metros.

No estamos tan tan alto pero nos preguntamos que a quién se le ha podido ocurrir subir un columpio hasta aquí arriba. Bueno, ya que estamos aquí... ¡dale, empuja! :D
En fin, el tiempo apremia así que es hora de dar media vuelta y volver sobre nuestros pasos.
Por el camino nos observan los ojillos de un grupo de langures grises...
...y nosotros observamos a la gente que va subiendo, como estos pobres porteadores que suben mochilas de turistas.
Si bien es cierto que el hecho de contratar porteadores puede de alguna manera ayudar a subsistir a determinados colectivos o etnias locales al proporcionarles un salario, este tipo de turismo nos parece bastante poco adecuado. Los porteadores, generalmente jóvenes, están en plena forma pero nos preguntamos qué será de ellos, de sus articulaciones y de sus pobres columnas, cuando tengan 40 años y lleven varias décadas cargando con el peso de los turistas que, bien por imposibilidad o por comodidad, han preferido no cargar con su propio equipaje. ¡Hemos visto a porteadores subiendo sobre las espaldas hasta maletas rígidas! ¡¿A quién, en su sano juicio, se le ocurre venir al Himalaya con una maleta rígida con ruedas?!
La montaña va quedando atrás

y volvemos a las visitas culturales: a la escultura y arquitectura,

a las costumbres locales y la religión,

(¡este rollo de oración es enorme!)

a los templos,

y los dioses,

algunos de ellos en posiciones un poco extrañas :)

Debajo de estas líneas el templo de oro, donde la mayor parte de los elementos están recubiertos de cobre pulido que le da este aspecto tan especial.
Acabando ya este viaje, nos acercamos al crematorio de Katmandú a orillas del Bagmati, río considerado sagrado por los hinduistas y budistas. Los hinduistas son incinerados aquí. Entre las piras de cremación, los cánticos y oraciones, el ambiente es más bien tétrico y el humo que sale de las hogueras donde se incineran los cadáveres hace la atmósfera irrespirable por momentos. Aún así, lo que vemos no nos sorprende porque ya hemos podido ver escenas similares a orillas del Ganges, en Benarés. Visitamos el lugar y vemos varios rituales mortuorios (somero lavado del cadáver, que está amortajado, con agua del río sagrado, traslado en andas hasta la pira funeraria y, finalmente, cremación) desde una distancia prudente y respetando la intimidad de las familias, sin hacer fotos del ritual.
Un sadhu paseando por la orilla del Bagmati, que está literalmente recubierta de basura tras las celebraciones de los últimos días.
Pequeño paréntesis para hacer un comentario sobre la enormidad de basura que hemos visto en este país. Orillas de ríos, cunetas, calles, todo está lleno de plásticos que los locales no tienen el mínimo reparo en tirar al suelo tras su utilización. Hasta en la montaña, a más de 3000 metros, se pueden encontrar envoltorios, botellas y paquetes de plástico. La falta de conciencia ecológica en el país es una verdadera lástima y nos preguntamos si algún día llegarán a revertir esta situación que está completamente descontrolada.

Asistimos a las pujas, ceremonia religiosa que tiene lugar al caer la noche a orillas del Bagmati para presentar el respeto a las deidades representadas en el lugar.
Un último paseo por este "caos entrañable" donde la gente nos ha tratado tan bien.
Hemos hecho varias referencias a la India pero la verdad es que Nepal es diferente, es especial. Es un niño que sonríe y te dice namasté, juntando las manos, cuando lo miras. Es un reconfortante té masala cuando tienes frío. Es el sitio al que tienes ganas de volver desde antes de haberte ido...

Los perros, esos sí, seguro que son primos de los perros indios... :)

¡Om Mani Padme Hum!